Un estudi d’antropologia social al País Valencià

Triunfo | 08/03/1975

 

 

 

«Un estudi d’antropologia social al País Valencià»

 

Juan Maestre Alfonso

 

No son muy abundantes los estudios sobre Valencia rural, y los que se han hecho han sido realizados desde el punto de vista de una óptica predominantemente económica, con un notable olvido de todo ese entramado de relaciones que constituye el modo de vida.

     El trabajo de Joan F. Mira (1) constituye a la vez un intento de colmar esta laguna, a la vez que lleva a cabo la aproximación a un problema general y el conocimiento de una realidad socio-cultural concreta.

     Para estos fines se vale el autor de un método que no por muy utilizado por los especialistas de las ciencias sociales, y en particular por los antropólogos, deja de cumplir las finalidades y las esperanzas puestas en él. Se trata de estudiar la sociedad mediante al análisis, con tendencia a ser exhaustivo y con toda la profundidad posible, de una o varias comunidades que, por ser características, son susceptibles de servir de ejemplo generalizable a otra sociedad más amplia.

     Vallalta y Miralcamp son los «conejos de Indias» escogidos en esta ocasión por el antropólogo que desea desentrañar los lineamientos básicos de la cultura y de la sociedad rural valenciana, y que corresponden a dos realidades diferentes de ese mismo universo valenciano, levantino y casi me atrevería a decir que incluso mediterráneo, el de la división montaña y plana (la faja costera). Ambos pueblos pertenecen a la provincia de Castellón, pero en tanto el primero está situado en los contrafuertes del Sistema Ibérico, y, por tanto, en un medio físico y económico mediatizado por su situación «montañosa», Miralcamp se localiza en una zona de transición entre la plana y la montaña.

     El acierto de escoger estos dos pueblos se aprecia en el momento en que podemos comparar sus respectivos perfiles sociales y culturales. Igualmente de apreciable es el hecho de que una buena parte de los estudios está referido al análisis de las estructuras de poder imperantes, contrariamente al olvido consciente de muchos «científicos sociales», que omiten este aspecto con la preocupación de no comprometerse, sobre todo desde que Diputaciones y Cajas de Ahorros se han convertido en generosas mecenas de la investigación social.

     Queda un punto débil, y es que si bien se habla del proceso de cambio y éste es una de las piezas esenciales del estudio, no queda lo suficientamente explicitado para el profano en ese tipo de temas.

 

(1) Joan F. Mira, Un estudi d’antropologia social al País Valencià. Llibres a l’Abast. Edicions 62. Barcelona. 1974. 193 páginas.

 

 

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